La base, el pie, la zona inferior, la parte de abajo es color gris pavimento, que con algo de atención se revela en dos tonalidades: una línea oscura y enseguida otra algo blanquecino que corre paralelamente a lo ancho de la fotografía, difuminándose. Inmediatamente arriba se aprecia una tercera horizontal donde los colores se radicalizan en sucesivos fragmentos blancos y negros, ocho de aquéllos, nueve de éstos, confirmando así un mal inicio para quienes se sienten incómodos con las asimetrías, o más específicamente, con las inequidades; y eso sin contar que este último color se asocia con el mal elemento de los contrastes, pues decir blanco y negro es casi igual que hablar de bueno y malo, cielo e infierno, derecha e izquierda, Pri y pan, o al revés, Pan y pri; viceversa también sería una buena palabra. No hay que reparar mucho en ello, particularmente si fuimos nosotros quienes comenzamos en modo inusual, mirando la imagen desde abajo hacia arriba, lo que nos lleva ahora a una cuarta línea, ésta formada por arbustos que, debido a capricho del jardinero o quizás porque a ello le obliga alguna razón que desconocemos, no es continua, sino presenta nuevas separaciones que recuerdan, por ejemplo, los vagones de un tren desigual, o las marcas que se pintan en los carriles de las carreteras, tal vez parientes de las blancas y negras a las que se acaba de hacer mala referencia. Luego del verde del pasto y nuevas plantas de ornato salpicadas en tonos amarillos y también por gotas de agua, que no vemos pero adivinamos por la cercanía de la fuente que aparece incompleta, comienza el posicionamiento de colores, probablemente casual pero no exento de significado, que autoriza a clasificar al menos dos lados paradójicos: el azul a la izquierda, el rojo a la derecha. Comencemos por el último, no podía ser de otra manera, donde por ilusión de la perspectiva se insinúa una pirámide, cuya base la conforman dos vehículos irrefutablemente rojos que vinieron a juntarse aquí por legítima causa del azar, absuelto queda el fotógrafo, mismos que están en perfecta alineación cósmica con sendas fotografías de mujer, también de rojo ataviada, concluyendo la imaginaria estructura en su vértice, que no es otro que otra fotografía de la susodicha fémina. Confía mucho este personaje en el rojo o en su nombre de pila, pues a ello se limita su trilogía propagandística; a diferencia del protagonista del otro lado, el azul de la izquierda, quien relegó a su apelativo a lugar secundario de su publicidad y puso en el de honor una promesa, la de que te va ir mejor, convenientemente ambigua y por lo mismo dudosamente honorable. No obstante, mérito tiene el hombre que en estos enormes afiches aparece porque al menos los encargó de diferentes formas y tamaños, al contrario de lo que ocurre con la monotonía de quien figura como su contraria para efectos de la composición fotográfica; lo que, sin embargo, no debe extrañarnos, ya que se nos ha dicho que la mesura es una virtud de quienes están a la derecha. Sólo en esta lógica se explica que el tercer actor de esta lid publicitaria, el que está a la extrema izquierda, nótese el sarcasmo, caiga en la tentación de ser menos mesurado en el terreno de las promesas, pues fácilmente asegura mayores servicios y más empleos. No es un deja vu, nadie diga Esta foto ya la vi.
¡ Dios mío ! No he pasado por ahí últimamente, ahora siento moho en los ojos (yeeeh, serán verdes) Ya que se acaben las pendejadas de las elecciones, mucha basura, muchas ridiculeces en la tele (Odio a César Bojórquez)...¡Basta!
Tanta propaganda, tanto drama de gobierno y me imagino que cada día la ciudad blanca se vuelve la muy leal y política Mérida... ... mientras, acá, España entera se molesta porque Zapatero dice que un café cuesta 70 céntimos cuando la realidad va entre 1 euro y 2.50... ¡cuánta belleza popular!
O sea, tenías que salir con tu pesadez de "uuuh, vivo en España". CHALE. Hasta que te atropellen. Te pasas, cómprame un boleto de avión con tu super tarjeta Santander, jajaja!
La base, el pie, la zona inferior, la parte de abajo es color gris pavimento, que con algo de atención se revela en dos tonalidades: una línea oscura y enseguida otra algo blanquecino que corre paralelamente a lo ancho de la fotografía, difuminándose. Inmediatamente arriba se aprecia una tercera horizontal donde los colores se radicalizan en sucesivos fragmentos blancos y negros, ocho de aquéllos, nueve de éstos, confirmando así un mal inicio para quienes se sienten incómodos con las asimetrías, o más específicamente, con las inequidades; y eso sin contar que este último color se asocia con el mal elemento de los contrastes, pues decir blanco y negro es casi igual que hablar de bueno y malo, cielo e infierno, derecha e izquierda, Pri y pan, o al revés, Pan y pri; viceversa también sería una buena palabra. No hay que reparar mucho en ello, particularmente si fuimos nosotros quienes comenzamos en modo inusual, mirando la imagen desde abajo hacia arriba, lo que nos lleva ahora a una cuarta línea, ésta formada por arbustos que, debido a capricho del jardinero o quizás porque a ello le obliga alguna razón que desconocemos, no es continua, sino presenta nuevas separaciones que recuerdan, por ejemplo, los vagones de un tren desigual, o las marcas que se pintan en los carriles de las carreteras, tal vez parientes de las blancas y negras a las que se acaba de hacer mala referencia. Luego del verde del pasto y nuevas plantas de ornato salpicadas en tonos amarillos y también por gotas de agua, que no vemos pero adivinamos por la cercanía de la fuente que aparece incompleta, comienza el posicionamiento de colores, probablemente casual pero no exento de significado, que autoriza a clasificar al menos dos lados paradójicos: el azul a la izquierda, el rojo a la derecha. Comencemos por el último, no podía ser de otra manera, donde por ilusión de la perspectiva se insinúa una pirámide, cuya base la conforman dos vehículos irrefutablemente rojos que vinieron a juntarse aquí por legítima causa del azar, absuelto queda el fotógrafo, mismos que están en perfecta alineación cósmica con sendas fotografías de mujer, también de rojo ataviada, concluyendo la imaginaria estructura en su vértice, que no es otro que otra fotografía de la susodicha fémina. Confía mucho este personaje en el rojo o en su nombre de pila, pues a ello se limita su trilogía propagandística; a diferencia del protagonista del otro lado, el azul de la izquierda, quien relegó a su apelativo a lugar secundario de su publicidad y puso en el de honor una promesa, la de que te va ir mejor, convenientemente ambigua y por lo mismo dudosamente honorable. No obstante, mérito tiene el hombre que en estos enormes afiches aparece porque al menos los encargó de diferentes formas y tamaños, al contrario de lo que ocurre con la monotonía de quien figura como su contraria para efectos de la composición fotográfica; lo que, sin embargo, no debe extrañarnos, ya que se nos ha dicho que la mesura es una virtud de quienes están a la derecha. Sólo en esta lógica se explica que el tercer actor de esta lid publicitaria, el que está a la extrema izquierda, nótese el sarcasmo, caiga en la tentación de ser menos mesurado en el terreno de las promesas, pues fácilmente asegura mayores servicios y más empleos. No es un deja vu, nadie diga Esta foto ya la vi.
ResponderBorrar¡ Dios mío ! No he pasado por ahí últimamente, ahora siento moho en los ojos (yeeeh, serán verdes) Ya que se acaben las pendejadas de las elecciones, mucha basura, muchas ridiculeces en la tele (Odio a César Bojórquez)...¡Basta!
ResponderBorrarIVONNE ES LA ONDAAAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderBorrarEsos chabos...
Tanta propaganda, tanto drama de gobierno y me imagino que cada día la ciudad blanca se vuelve la muy leal y política Mérida...
ResponderBorrar... mientras, acá, España entera se molesta porque Zapatero dice que un café cuesta 70 céntimos cuando la realidad va entre 1 euro y 2.50... ¡cuánta belleza popular!
O sea, tenías que salir con tu pesadez de "uuuh, vivo en España". CHALE. Hasta que te atropellen.
ResponderBorrarTe pasas, cómprame un boleto de avión con tu super tarjeta Santander, jajaja!
-_- pues demostrando que soy más yuca que el panucho:
ResponderBorrarTU PIRIX!!...
AMÉN! =)
Jajajaja Aliciaaaaaaa Ayer estuve a punto de tomar la misma foto y hacer el mismo post!!! Que horror!!! jajajajajaja te me adelantaste...
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