31 de enero de 2015

Jazmín de Luna

2:30.  Hoy conocí a un matrimonio que lleva 52 años de casados.  Tuvieron 8 hijos, y ya van por los 23 bisnietos.  Él está metido en el Círculo Bíblico o algo así, y ella no sabe leer.  Una pareja de lo más amable que te puedas imaginar.  Son personas humildes, pero el martes esperan a 10 de nosotros.  Hoy comimos en casa de una señora, doña Carmen, casada, con tres hijos, de 9, 6 y 2 años.  Se nota que es una familia muy unida.  Y se nota que son felices.
Te extraño. 

Cómo, casi 13 años después, de repente me acordé de ti podrá ser para siempre un misterio.  Aún hoy, casi 13 años después, necesito ver otra vez las pruebas físicas de que exististe, tan pruebas y tan físicas como es posible, y aun viéndolas otra vez no estoy convencida de que hayas sido real.  Hay veces en que estoy 99% segura de que no lo fuiste.

Pero ¿tan elaborado? ¿y sin motivo aparente? No puedo convencerme al 100% ni de una cosa ni de otra, porque no le encuentro explicación.  ¿Las vidas de todos están llenas de pequeños misterios sin resolver? ¿De notas anónimas, de recados incompletos, de amigos y amores que un día desaparecieron sin dejar rastro?

A veces trato de pensar en cómo se sintió que desaparecieras, de repente, de un día para otro.  Porque, para todo efecto práctico, desapareciste.  Las personas reales no desaparecen; quizá el verdadero misterio sea quién eras en realidad.   No lo recuerdo.   No recuerdo haber llorado, ni maldecido los cielos por tu culpa.  Hasta el día de hoy, a pesar de todo, más que cualquier otra cosa, lo que siento es curiosidad.  ¿Exististe? Si sí, ¿qué es de tu vida? ¿Todavía escuchas las mismas canciones? ¿Te acuerdas de mí? ¿Me buscas?  Y si no, ¿por qué? ¿quién? ¿con que fin?

Mi vida está tan llena de pequeños misterios sin resolver que mi idea del cielo incluye una sesión de respuestas.