3 de mayo de 2006

Un día en la vida de un legislador mexicano

Más vale tarde que nunca.

Este fue un fin de semana agitado para las leyes de nuestro país. Sería por el inminente puente o por alguna otra razón, pero de la semana anterior para esta, los mexicanos despertamos siendo los orgullosos poseedores de una agencia espacial: La AEXA.

Cuando toqué este tema por primera vez en otro lugar (hay que decirlo: tengo más rating en otras plataformas que en ésta), tras compartir la noticia y un poco de lo que significa para mí, no pude más que disculparme por permitir que mi estupefacción (cómo me hubiera gustado encontrar una palabra en español tan colorida como "discombobulation") me impidiera emitir una opinión articulada al respecto. Tres días después, no mucho ha cambiado.

Luego, se decidió también preparar todo para la legalización de la posesión de droga en cantidades de uso personal. Esto se me hizo muy curioso, porque apenas la noche anterior, en una de esas discusiones de sobremesa donde se arregla el mundo, el país y a la selección nacional, hablábamos de lo positivo que podría ser legalizar por completo el negocio de la droga, de manera que la gente que está a cargo de este negocio se viera forzada a arreglar sus diferencias por medio de vías legales, mercadológicas o de cualquier otro tipo. Desde luego, para hacer esto habría que hallar la manera de hacer exámenes toxicológicos sencillos, para evitar el uso de narcóticos al volante, en sitios de trabajo, etc.

Regresando a la realidad, si todo marcha bien y la Presidencia da su aprobación (lo cual parece ser un hecho, puesto que aparentemente fue idea suya), el mexicano promedio podrá ahora caminar por la calle con 5g de marihuana, 25mg de heroína, .5g de cocaína o 1kg de peyote(!). Y dicen que el gobierno no actúa pensando en el bien de la gente.

Y vaya... entre el pleito de Kahwagi y la última edición de la revista H para Hombres, de verdad me pregunto cómo la gente que administra nuestro país tiene el descaro y la indecencia de cobrar lo que cobra por hacer las cosas que hace.

Entiendo las buenas intenciones de ambas propuestas de ley (ignoremos por ahora las atrocidades del párrafo anterior), pero creo que en ambos casos, una pizca mínima de discusión sensata, voluntad, pensamiento alternativo, razonamiento profundo o algo que se le pareciera habría dado pie a propuestas mejor planeadas, que trajeran beneficios palpables que los mexicanos pudieran aprovechar mejor.

Sí, hace falta presupuesto para el desarrollo técnico y científico del país, pero ¿una agencia aeroespacial?

-_-