1 de febrero de 2008

Despotrique del 1o de Febrero de 2008


Esta entrada contiene extra-veneno a petición del público. Disfrútese con leche y cómanse frutas y verduras.
Photo credit: Bent Objects

bo·he·mi·an

n.
1. a native or inhabitant of Bohemia, a region of the Czech Republic.
2. a socially unconventional person, especially an artist or writer. [C19: from Fr. bohémien 'gypsy' (because gypsies were thought to come from Bohemia).]

adj.
1. relating to Bohemia or its people.
2. socially unconventional.


En los veintiséis años que llevo de vida, más de una vez me ha tocado conocer este lado de la "cadena". "Ándale, amigo, déjame entrar". "Mi tío es el gerente"; "Yo soy el gerente"; "Ándale, amigo, déjame entrar". Debo aclarar que, suene como suene, en realidad nunca he sido yo quien trate de convencer al cadenero de que soy digna de que me deje pasar: a fin de cuentas, un lugar que no me considera digna de adornar sus interiores y consumir sus productos (incluso cuando se ha tratado de cuestiones legales, como no traer identificador o/por ser menor de edad) no es digo de que yo adorne sus interiores y consuma sus productos. A más de un lugar decidí no ir simplemente porque el ritualcito ridículo de la cadena se me hace eso, además de pedante e innecesario, especialmente tratándose de establecimientos que ni siquiera son antros, discotecas, etc.

Ayer hicimos el plan mis amigos y yo de ir a un bar del cual teníamos buenas referencias, por parte de alumnos, amigos y conocidos. A pesar de mi aversión inicial a la idea (porque me patea ir a lugares in, simplemente porque están in), y el hecho de que, tragedia, no nos aceptaron la reservación, la persona al teléfono nos informó que hay un límite de reservaciones que se pueden hacer, y que si llegábamos temprano, podíamos sentarnos a una de las mesas que no se reservan, así que eso hicimos.

Llegamos a las 22h, una hora que, pensamos, no es ni tan tarde que no haya espacio disponible, ni tan temprano que parezca que fuimos por tamales embarrados de pastel. Tal cual imaginamos, el lugar estaba vacío, a excepción de un par de mesas, una de las cuales era del dueño/accionista/CEO del establecimiento.

La verdad es que nada más llegar, nos pusimos a papalotear esperando que alguien se tomara la molestia de salir al podium a darnos la bienvenida. En ese tiempo, dos jovencitas llegaron, pasaron, "mesa para dos", y se sentaron. No pasa nada, igual y el personal cree que estamos aquí para cortarnos el cabello en el local de al lado. A fin de cuentas, nos acercamos.

"Mesa para siete, por favor."
"Un momento", contestó el que luego resultaría ser el del valet parking(!?). "Sucede que no tenemos mesas para siete; sólo para tres o para grupos mayores de diez personas" dijo, con lo que parcía ser amabilidad auténtica (y no cuestiono que lo haya sido, al menos hasta cierto punto. "Es cierto que se ve vacío, pero casi todo está reservado".

A pesar de que lo más sencillo era ofrecernos pegar dos mesas de tres ("no, porque están a desnivel"), nosotros mismos nos dimos a la tarea de confirmar la asistencia del resto del grupo. Mientras esto sucedía, una pareja se acercó.

"Mesa para dos, por favor."
"Un momento", contestó otra persona, vestida igual que el
que luego resultaría ser el del valet parking (!?). No fue él quien regresó, sino una persona de peso (y edad) visiblemente mayor.
"No hay mesas disponibles."

"El lugar está vacío."
"No hay mesas disponibles."
...
"Por favor, es nuestro aniversario"
"No hay mesas disponibles."

Por nuestra parte, más del cincuenta por ciento de nuestros asistentes cancelaron, así que intentamos continuar la conversación anterior.

"Sí vamos a ser tres."
"¿Tienen reservación?"
"No."
"No hay mesas disponibles."
"Ya nos explicaron, pero sólo vamos a ser tres personas."
"No hay mesas disponibles."
"Aquel muchacho nos dijo que tenían mesas de tres."
"No hay mesas disponibles."

A estas alturas, sobra decir que lo que siguió fue poco más que unos ojos en blanco y una digna retirada a otro bar del cual teníamos buenas referencias. Fuimos a BBT, en la colonia México, y cenamos delicioso, nos tomamos unas cuantas cervezas y nos la pasamos super bien, sin necesidad de que nadie nos examinara en la puerta.

En cuanto a la administración del otro lugar y otros como él, y sobre si se sentirán fuertes y poderosos eligiendo quién goza del placer de tomarse una cerveza ahí en vez de en cualquier otro lugar en Mérida en donde vendan cerveza un jueves en la noche, la verdad, me da lo mismo. No son el primer bar elitista de la historia (aunque son los que eligieron una de las maneras más ridículas para describirse, siendo un bar elitista), ni serán el último que termina cerrando cuando la gente que sí merece beber de las mieles de sus barriles se aburra de ellos y pase a la siguiente sensación de la semana, sea esto en dos meses o en dos años.

En todo caso, yo acepto que soy orgullosa, y que no tengo ni el más mínimo interés en intentar ir otra vez (y hacer mi reservación con tiempo!), porque a fin de cuentas, bares interesantes (bohemian, hipócritas, elitistas o no) abundan, y no necesito que uno de ellos me diga dónde puedo o no tomar. Sea como sea, le guste a quien le guste, le parezca a quien le parezca, yo no vuelvo a [ese lugar]. Como consumidor y cliente, tal vez no parezca ser gran cosa, pero como dijera Anita Roddick, quien no cree en el poder de uno nunca ha estado en la cama con un mosquito.

3 comentarios:

  1. Gracias a BIOS me evito esos problemas siendo antisocial y tomando la cerveza necesaria, cuando es necesaria, en mi casa... asi me evito la molestia de agarrar a trancazos a algun sujeto que se pase de latoso, o de soportar a algun cuate que se ponga demasiado beodo (y que usualmente es el mismo al que hay que partirle la eme por pasarse de latoso) =)

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  2. ¿Cual habrá sido el famoso lugar?

    ¿Time? ¿El cielo? :P

    Saludos

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  3. Interesante imagen, siempre que veo un saca-grapas me ha parecido a punto de morder, asi que esta imagen atenua (o le da por su lado) a mi paranoia.

    Saludos!

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