Y así fue que un martes me dirigí a la delegación estatal de Profeco, con mi cita programada para las 9 am. Si esta entrada (y toda la saga de Banamex/Diablito, en realidad) no fuera a ser de por sí ya tan larga, entraría en detalles sobre cómo me estacioné a 200 cuadras y las aventuras que uno tiene cuando corre en falda y chanclas por el centro de la ciudad. Pero en fin.
Llegué justo a las 9, y mientras me acercaba a un (¿ejecutivo?¿funcionario? ¿asesor?) para preguntar cuál era el procedimiento de las citas, otro ejecutivo/funcionario/asesor anunció mi turno (por nombre y toda la cosa). Le di los buenos días, etc., y le pregunté si tenía los datos específicos a mi caso; me dijo que sí y los comentamos de nuevo brevemente. Me explicó el procedimiento que le correspondía a Profeco para esta situación, y me señaló que además de tratarse de una práctica abusiva, se trataba de un abuso de confianza, lo cual es inclusive competencia del ministerio público.
El primer paso fue intentar contactar al negocio desde las oficinas de Profeco. ¿Con qué fin? Supongo que informarles que había una queja en su contra y averiguar su postura al respecto, pero no supe, porque el teléfono que aparecía en el sitio del Diablito Cha Cha Cha no existe, según lo que la grabación patrocinada por Telmex nos reportó. Así que se capturó la información para la queja/denuncia, y luego me dieron una cita para una conciliación a principios de Junio. Por lo que entiendo, a esta conciliación debe asistir un representante del Diablito para intentar solucionar el problema entonces mismo.
Todo el trámite se terminó en mucho menos de una hora. La persona que me atendió fue de lo más amable y respetuosa, y por lo que conversamos sobre la actitud de la gente con la que los ejecutivos/funcionarios/asesores llegan a lidiar a veces, que se mantengan así es verdaderamente admirable. Supongo que es comprensible, en un área en que se trata con gente que está lo suficientemente enojada como para ir a pasar un rato a una oficina gubernamental, pero eso no lo hace menos injusto.
* * *
Después de eso supuse que no quedaba más que esperar.
Y entonces recibí un mensaje en FB, en respuesta al momento de furia ciega en que me uní al grupo del Diablito Cha Cha Cha y dejé un mensaje de odio en su muro.
No lo pego aquí porque, habiendo sido un mensaje privado, supongo que es de mal gusto, pero una persona, asumo que en representación del restaurante, me comentaba que le sorprendía que no hubiera iniciado una aclaración por medio del banco y/o intentado contactarlos directamente, a lo cual evité responder "si hubieras leído mi blog..." Pero sí le expliqué (brevemente, a comparación de lo que llevo aquí de todo esto) toda la odisea que esto ha sido. Le dije que me encantaría solucionarlo todo sin la intervención de cualquier tipo de autoridad, y que estaba más que dispuesta a retirar la queja en Profeco una vez que lo hiciéramos.
Estoy esperando su respuesta, y a ver qué ocurre.
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