A pesar de lo avanzados que creemos que estamos y de lo mucho que creemos que sabemos, la realidad es que, como dice el dicho, mientras más se sabe, más se sabe que no se sabe nada. Entendemos en realidad muy poco sobre cómo funcionan algunas de las cosas más importantes que componen nuestras vidas: la comunicación, los procesos mentales, el cerebro en general... Y bueno, eso sólo dentro de lo que podría considerarse verdaderamente específico a nuestra especie.
Mi tía Cecilia cree que se subestima el poder de la genética sobre la "configuración" de las personas, en más de un sentido. Me explicó algunas de las cosas en las que ha pensado, y la conversación fluyó, naturalmente, hacia nuestra familia.
Los Alonso son genios. Entiendo si la aseveración parece arrogante, pero no admitirlo es mentir. Es difícil explicárselo a alguien que no ha conversado con un Alonso, y estoy segura de que algunos de los que lo han hecho preferirían reemplazar la palabra "genio" por "loco". No los culparía; a fin de cuentas, la mayor parte de los genios están admitida y transparentemente locos. La palabra que tía Cecilia usó fue "cuadrados". Y mientras cuadrado significa muchas cosas, la descripción me hizo pensar en algo que mi tía Teresita nos contó alguna vez: los Alonso no se abrazan, ni se dicen que se quieren. Una de mis tías le colgó a una de sus hijas cuando ella le dijo que la quería mucho. Mi abuelito me ha contestado "gracias" cuando yo le he dicho lo mismo. Mi tía no soporta que la toquen más de lo estrictamente necesario. Los Alonso pueden construir un avión, proyectar una película en un cine si se va la luz usando una batería de auto, predecir con exactitud la trayectoria de un huracán (y pegar como los buenos, he oído)... pero los sentimientos los asustan.
Los Nieto son artistas. Son apasionados, son exuberantes, son sentimentales y dramáticos. Son fabulosos. Son artistas. Y también hay quien dice que están locos, y tampoco los culparía, porque los artistas son famosos por ser más corazón que, vaya, cualquier otra cosa.
El problema de los Alonso es que todos tienen razón todo el tiempo, o al menos eso creen ellos. Y la cosa es que tan seguros están que también tienden a ser explosivos y a subir su volumen de manera dramática para probarlo. A excepción tal vez de mi mamá, cuya tendencia genética a reaccionar como un Alonso se puede haber diluido por factores externos, no me es difícil imaginar a ninguno de mis tíos de pie, sacudiendo la cabeza arrogantemente, repitiendo "¡NO, NO, NO!" y quejándose de que la otra persona no estaba escuchando lo que ellos estaban diciendo.
Son terriblemente fascinantes.
La N, por otro lado, es observadora. Equilibra. Mi papá también tiene razón la mayor parte del tiempo, y posiblemente también lo sepa, pero a diferencia de los Alonso, él no necesita que los demás compartan su opinión. La da, y luego escucha, sonriendo, asintiendo, y responde en un tono característico de él y de sus hermanos, de uno más que de otro. Según mi tía él también es un genio, aunque no de la variedad estrafalaria.
Ésa es mi genética... Tal vez tergiversada lejos, muy lejos del sentido científico de la palabra, pero a fin de cuentas, parte de la fuerza que me hace quien soy. Sentimental, dramática, observadora, chistoseta, y siempre convencida de que tengo la razón. Y genia. Por todos lados genia.
Y de mi modestia y sencillez, ni hablar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario