Hace relativamente poco tiempo, alguien me hizo un comentario aparentemente inocente, del siguiente calibre:
Claro que yo también me iría los fines de semana a Cancún y de vacaciones a Estados Unidos a cada rato si mi papá me diera todo lo que le pido.
Ante tal ignorancia en la vida no hay manera de contestar de manera acertada. En todo caso, dicen que a palabras necias, oídos sordos.
En algún momento de mi vida (posiblemente influenciado por
esto) decidí que no quería vivir para trabajar, sino trabajar para vivir. Tengo la fortuna y la bendición de que vivo con mis papás, es cierto. Por otro lado, no fumo, bebo social, ocasional y moderadamente, y aunque ciertos sectores de la población se rían de mí por ser de la tropa de las películas alquiladas y las palomitas de microondas, la realidad es que tener poco en qué gastar equivale a tener excedentes quincenales que pueden traducirse en viajes que
yo pago de mi bolsillo.
Cada quien decide en qué gasta su dinero. Hay gente que se lo gasta en ropa, hay gente que se lo gasta en zapatos, en fiestas, en coches, en electrónica, en discos o en muebles. Yo gasto mi dinero en viajes (y en libros, y en bras, porque en EE.UU. son mucho más baratos). Yo ahorro la mitad de cada peso que gano, y luego lo que queda de la otra mitad cuando llega la siguiente quincena. Y la mayoría de las quincenas hago que sobre, así que puedo irme de viaje cada cierto tiempo (porque honestamente, no es tan caro, cry me a river) sin necesidad de que alguien me mantenga o de que mi papi me dé todo lo que le pido.
¿Y saben qué, haterz? Estoy orgullosa de mí misma por hacerlo.
Estoy orgullosa de haberme apuntado para ver a U2 en dos países sin saber si iba a poder costearlo, y de haberme "perdido" de mi graduación para hacerlo. Estoy orgullosa de haber comparado precios y de haber pagado cada centavo de lo que costó el boleto de avión. Estoy orgullosa de no tener miedo a aventurarme a volar con pases de aerolínea, a ver si hay lugar. Estoy orgullosa de haber ahorrado para volar sin pases de aerolínea. Estoy orgullosa de mí por la fuerza de voluntad que requiere el poder comprar algo y
sacrificarlo, renunciando a algo bueno para obtener algo mejor.
Y no quiero restarle mérito al gran papel que ha jugado mi familia, para nada. Sin su apoyo, su colaboración, y sobre todo su comprensión, tal vez no me aventaría a tanta aventura loca.
Pero de que me curto a trabajar, lo hago. Así que digan lo que quieran y gasten su dinero en lo que quieran, mientras yo me voy muerta de risa al banco, y luego a
kayak. (y a Amazon. Y a VS).