¿Qué dijeron? ¿Se cambió a American Express y vivió feliz para siempre? Ojalá la vida fuera así de fácil.
Déjame contarte la historia del regalo de navidad más costoso que me he hecho en la historia del tiempo que llevo haciéndome regalos de navidad a mí misma, o cómo le hice para pasarme el 47% de lo que llevamos del 2014 sin servicio telefónico.
Todo comenzó en diciembre de 2013, cuando decidí que quería un Moto X. El Moto X, por si no lo saben, es un teléfono perfecto, y es importante aclarar que nada de esto fue su culpa. Faltando todavía 6 meses para que terminara el plazo forzoso de mi plan con Iusacell, saqué un MotoX con ellos; Iusacell, a diferencia de otras compañías, ofrecía el teléfono al mismo precio, pero con un año de servicio incluido. No me vendría mal tener el servicio pagado seis meses después de que terminara mi plan, pensé, así que el sábado 13 de diciembre fui a comprarlo a un Centro de "Atención Especializada" de Iusacell, y le expliqué al "asesor" que quería tener mi número actual en el teléfono nuevo; me dijo que no había ningún problema, excepto que no tenían Moto Xs en existencia, y para que pudieran pedir uno el cliente (yo) lo tenía que pagar por adelantado, así que lo hice.
Si yo hubiera sabido lo que me esperaba en este momento de felicidad... |
Una semana después, el día 20, llega el Moto X, y todo es felicidad, excepto, me comenta el "asesor", que no tienen sistema para hacer el cambio de línea. "Debe regresar en cualquier momento", dice, "porque ya llevamos así dos semanas." Amablemente, no lo niego, se ofreció a avisarme cuando tuvieran sistema y a hacer el cambio de líneas de forma remota para que yo no tuviera que regresar al "CAE". El día 27, por fin, me dice que ya hay sistema, que hará el cambio de línea, que los teléfonos se quedarán sin servicio unos 15 minutos, y que cuando se reactiven hay que marcar *228.
Pasaron 15, 20, 30 y 60, y nunca regresó el servicio. Me puse en contacto con el asesor, y me dijo que aparentemente se habían quemado los chips, y que no me preocupara, que pasara al "CAE" al día siguiente y me darían unos nuevos.
Día 28: Un asesor diferente me explica amablemente que no tienen sistema, así que no pueden hacer nada, ni tener acceso a mi cuenta ni mucho menos reactivarme ninguno de los dos SIMs. "¿Como cuánto tardará?" "No sabemos, pero si gusta puede regresar en 45 minutos."
Compañero, no te voy a quitar el tiempo: pasaron 45, 150, 300, 1000 y 10,000 minutos. Pasaron exactamente 36 días y nunca regresó el sistema de Iusahell. El día 6 de enero, después de 10 días de cargar dos ladrillos por la vida, puse dos quejas ante el IFT y Profeco (una por cada teléfono), y el 23 de enero tuve una sesión de Concilianet por cada queja. Iusashit, déjenme platicarles, no considera un abuso tener a un usuario sin servicio telefónico por un mes, ni porque el usuario esté pagando el servicio. Su idea de "conciliar" fue reembolsarme un mes del servicio que no me prestaron en el plan de plazo forzoso, y reembolsarme UNO de los SIMs que se quemaron durante el relajito... Yo terminé pagando el otro, porque por el amor de Dios, ya estaba harta de lidiar con esa gente y sus groserías. Ah, y aceptaron el Moto X que me había servido una semana, sin cobrarme nada por la semana que lo usé, ¡woo!
Pero bueno. Otro Moto X (más económico, y aparte liberado) llegó a mi vida, y no me quedó más que esperar a que venciera el plan para cambiarme de compañía, y ya, ahí acabó todo.
¡Eh, finta!
Llegó el 8 de mayo, día mágico en que acababa mi plan con Iusashit. Tomé mis precauciones: averigüé qué día había que solicitar la cancelación, cuándo se podía solicitar la portabilidad a otra compañía (en este caso, movistar), cuál era el procedimiento, etc. ¿QUÉ PODÍA SALIR MAL?
La lista de cosas que salió mal es ridículamente larga. Tanto así, que la dejo para la siguiente entrada.
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