Ayer caminando de prisa por la plaza vi a alguien que no conocía, conversando con alguien más. No sé si lo había visto antes, pero cuando lo vi, supe que ya no era tan joven como antes, y como yo, lo sabía; y como a mí, lo asustaba un poco. "Pero está bien," pensé, todo en una fracción de segundo; "ya sabe que no está solo."
Antes de bajar las escaleras hacia el estacionamiento eché una mirada rápida al resto de la gente que estaba ahí: niños, señoras, papás primerizos, adolescentes fresas. Somos todos los mismos que nos estaremos acompañando mientras estemos aquí. Así que está bien; recordé que no estamos solos.
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