Iba a haber un concierto de Muse en el lugar más solicitado de Yucatán: el patio del colegio Jenaro Rodríguez Correa. Esto resultó ser de lo más conveniente, porque como mi abuelita vive casi justamente enfrente, pude quedarme en su casa relajándome, con la seguridad de que escucharía el concierto cuando empezara. Así que cuando Muse tocó la primera canción, que anunciaba que el concierto estaba por comenzar (que estaba pensando que era ilógico, pero Sonex hizo eso en Playa con Balajú, ahora que lo pienso). Así que, después de escuchar la primera canción desde el cuarto de mi abuelita, salí para la escuela.
Me tomé mi tiempo. No había mucha gente, así que llené mi botella de agua en los bebederos y pasé. Estaba casi vacío, porque los mexicanos somos impuntuales. Aunque teníamos boletos de piso general, había tan poca gente que Ana y yo nos sentamos en la bardita que dividía piso general y platino general. La banda ya estaba ahí, pero con ellos estaba alguien a quien conozco. No sé quién era.
Creo que entonces fue que desperté. Eran como las 6 y algo. Me volví a dormir.
Supongo que en algún momento me fui a dormir a casa de mi abuelita, y cuando desperté, averigüé, y resultó que seguían tocando, pero en el patio. Así que igual, fui. Dom estaba ahí. Matt Bellamy estaba contando chistes en la cocina con alguien más.
No estuvo mal. Supongo que eso es lo que pasa cuando lees a Douglas Adams antes de dormir.
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