9 de mayo de 2011

Halgo que festejar [sic]

Me llegó un mail.


No puedo contra la curiosidad.  Un restaurante local con nombre de cuadrúpedos de cuellos largos me invita a una fiesta, y verdaderamente están manejando una súper promoción.



¿Cuatro botelllas?  No cualquiera.  Verdaderamente es una ganga.  Ni mencionemos los pases de cortesia, creo que eso ya son palabras mayores.


¿Por qué no querría seguir recibiendo mensajes? ¿Qué posible motivo podría tener para no querer disfrutar de estos mensajes tan evidentemente repletos de creatividad? 

Nada más eso quería decir.
  

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