Habiendo pasado ya el tiempo necesario para que se nos pase la vergüenza, he aquí un pequeño acto de contrición, en la forma de un verdadero recuento de lo que fue visitar Roma.
La cosa con Roma es que es una ciudad que tiene literalmente milenios de antigüedad, y sigue siendo la misma. Según lo que un guía nos dijo, partes de la actual Roma están prácticamente 8 m por encima de la antigua Roma, porque en más de una ocasión se decidió que era más fácil construir sobre los escombros de lo que había, en vez de quitarlos para construir. A lo que voy es que en Roma si tiras una piedrita al azar seguro cae en un lugar histórico, y es verdaderamente tanto lo que hay que es ridículo pensar que con una de esas guías visuales será suficiente.
La bóveda falsa de la iglesia de San Ignacio, pintada por Andrea Pozzo. |
Uno de los descubrimientos más valiosos que hicimos estando en Europa fueron los Free Walking Tours, en los cuales un guía te lleva por diferentes partes de la ciudad, mostrándote detalles y contándote historias de los que bien podrías pasar de largo en el camino a las zonas más turísticas. En Roma, el (muy recomendable) FWT New Rome Free Tour comienza en la Piazza di Spagna, todos los días a las 5:30pm, e (incluye entre muchas otras cosas) visitas a la increíble iglesia de San Ignacio, al Panteón, al acueducto romano (el único que queda), evidentemente a la Fontana di Trevi, la columna de Marco Aurelio, la iglesia de San Andrés... Bueno, sobra decir que vale la pena. El tour, por si no fuera obvio, es gratuito, excepto por las propinas (totalmente voluntarias) que los guías hacen una gran labor por ganarse.
Por otro lado, la comida.
No les voy a mentir: desde que se confirmó que estaría en Roma unos días, y hasta el día que me pusieron un plato enfrente estuve esperando CON SINGULAR EMOCIÓN el instante mágico en el cual mis papilas gustativas tuvieran el placer de saberse en Italia. La realidad es que, como muchas cosas, hay que saber dónde tener ese placer.
La primera noche fuimos a Luzzi, a un par de cuadras del Coliseo (y de la vía Merulana, donde estaba nuestra posada). Espero que las fotos hablen por sí mismas.
La pizza italiana es, como todos han de imaginarse, totalmente diferente a lo que nosotros conocemos como pizza. Es muy delgada, normalmente pequeña y MUY sabrosa; es de hecho tan delgada que parece difícil poder comerla con la mano. Los ingredientes son totalmente frescos, y van desde queso de cabra hasta prosciutto o huevo duro. Nada de pepperoni ni jamón tal cual. El estar hechas al horno les cambia el sabor. Honestamente, no sé si en algún lugar he probado una pizza que se le aproxime, como para poder dar una idea.
Por otro lado, también fuimos al ristorante La Rotonda, cerca de la Piazza de la Rotonda (dígase, el hermosísimo Panteón). En una escala del 1 al 10, le doy un -14. Jamás en mi vida probé comida tan mala. La pasta, insípida y fría; el pan, como de hace tres días; el "filete de res" en salsa de champiñones era más bien jamón de res con "gravy" de lata; la ensalada no tenía aderezo; el tiramisú estaba verdoso; el servicio, abismal... Para colmo, al final de la noche la mesera nos armó un ESCÁNDALO cuando le pedimos que nos dividiera la cuenta en dos tarjetas de crédito. Una experiencia surreal.
NOT. |
Por otro lado, lo que sí es una delicia sin igual es el gelato. No puedo decir cuántos habremos consumido, no sólo porque no me acuerdo, sino porque si me acordara posiblemente me daría vergüenza. Queda claro que, con sólo cinco días, no había tiempo de causarnos tanto daño los unos a la otra (porque me cae que mi obesidad sería su
El templo de la Santa Signora del Gelato. |
En fin, Roma. Evidentemente no puedo cubrir todo lo fantástica que es la ciudad, porque sobre ella se ha escrito más de un libro; por otro lado, ningún libro puede describirte lo que tú sentirás una vez que camines en sus banquetas angostas, cruces sus calles entre enjambres de elegantes ejecutivos en motos, y viajes en el tiempo cada vez que entres a una iglesia. No es sólo que los antiguos edificios romanos estén en ruinas (lo están), sino que la ciudad en sí no parece estar en las mejores condiciones; hasta las zonas más turísticas están bastante descuidadas, pero las iglesias... Al menos yo nunca había visto nada igual.
San Giovanni in Laterano = San Juan de Letrán |
Pero todo lo volvería a ver con guía.