7 de enero de 2007

Un salto gigante (I)

It's you who defines which "I" you think of when you say "I".
Por fin tuve la oportunidad de sentarme a ver el DVD que tanto tiempo esperé para comprar: 1 Giant Leap es un proyecto mediático que ofrece una propuesta artística expresada a través de música, imágenes y contenido hablado, por medio de un CD, un DVD y un documental que se transmitió por el National Geographic Channel. Para realizarlo, Jamie Catto y Duncan Bridgeman se lanzaron a un viaje por África y Asia durante seis meses, tiempo que dedicaron a levantar imágenes y sonidos, así como a trabajar con músicos locales sobre una serie de pistas únicas. El tema de 1 Giant Leap en esta primera entrega (ya que, demos gracias a Dios, la segunda parte está en postproducción), es Unidad en la Diversidad, y Catto y Bridgeman nos muestran que, como Bono lo había dicho unos buenos 13 años antes, toda la humanidad es una, aunque no igual.

El concepto del DVD es, de esperarse, diferente a la de los DVDs regulares, ya que se recomienda que se vea por capítulos, deteniéndose después de cada uno para reflexionar y discutir los temas tratados. Yo, en mi nueva faceta pragmática, al escuchar esto decidí que era bullshit, pero aún así lo hice, simplemente porque en realidad lo que quería era compañía para doblar mi ropa limpia y no estaba de humor para confrontaciones.

Resulta que 1GL no es el tipo de DVD que uno puede ver mientras dobla su ropa, no sólo por la riqueza de las imágenes, sino por el contenido de las palabras y las entrevistas. Existe una expresión en inglés (mindblowing) que significa literalmente que hace explotar la mente. Así es precisamente 1 Giant Leap. Es difícil explicar en sólo unas cuántas líneas la cantidad de información, y sobre todo las reacciones, inclusive emocionales y afectivas, que se transmiten por medio de él. Evidentemente, viéndolo, me puse a pensar. Hablaban de cómo algunas características específicas a cada cultura se iban perdiendo entre las generaciones más jóvenes. Y, ¿será que esto sea malo? Si a la larga todas las maravillas de la diversidad humana se volvieran parte de un folklor de exhibición, presente únicamente en días festivos y demostraciones públicas, y la humanidad terminara por tener una cultura única, uniforme, ¿sería eso realmente malo?

En teoría, esta imagen o idealización de la globalización no es mala. La idea de recortar la extensión del mundo para mejorar la convivencia y estrechar los lazos que unen a toda la raza humana sería un ideal al que podríamos aspirar, si genuinamente fuera posible dar lugar a culturas de todo el mundo a dar su aportación. Y así, tendríamos acceso, todos por igual, a las enseñanzas culturales, a las tradiciones, al cúmulo de la civilización como la conocemos ahora. Si pudiéramos comparar apuntes para ver qué podemos aprender unos de otros, para llegar más rápido y mejor preparados a donde vamos. Tendríamos acceso a danzas, a música, a creencias de todas partes, y veríamos espectáculos como el de los músicos que creaban arte con tambores y fuego en el DVD de 1GL.

Entonces pensé en lo que dejaríamos atrás... Cosas como ésa, precisamente. Porque en la cultura unificada que se está gestando actualmente no hay ni habrá nunca tambores que se golpean con fuego, ni arte māori, ni cantos hindús, sino todo lo que Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Europea traen con ellos. La China corporativa, incluso. Estos países son los que definen el ritmo al que marcha el mundo, desde ahora, y como hizo Walmart con los pequeños distribuidores, la cultura de estos países devora a la de los más pequeños por medio de la publicidad que les dice cómo verse, cómo vestirse, cómo sentirse. Y los māori no quieren ser māori, y los mayas no quieren hablar maya. La publicidad no los incluye a ellos, sino que los discrimina y los hace sentir foráneos a lo que está socialmente aceptado, porque a fin de cuentas, la publicidad sirve a quien la puede pagar, y quienes la pagan, mantienen el status quo.

La música es prueba de la existencia de Dios, dice uno de los entrevistados (entre paréntesis, debo decir que estoy totalmente de acuerdo con él); el ritmo es el idioma universal, es el idioma de todo, porque el ritmo nos habla a todos, porque aún sin quererlo lo llevamos en el latido del corazón que nos mantiene vivos. Y este Dios que existe, del cual vemos los efectos sin comprender las causas, nos creó a todos diferentes para embellecer la Tierra, como flores en un jardín. Más que avergonzarnos de las diferencias (o de lo que percibimos como defectos) deberíamos enorgullecernos, todos. De tener la piel oscura, de tener los brazos fuertes, de disfrutar música que ni P. Diddy ni J-Lo van a cantar jamás.

La diversidad nos enriquece, y al separarnos nos unifica, haciendo aún más hermoso y definitivamente impactante el instante en que, viendo a alguien que no tiene nada en común contigo más allá de la especie, te das cuenta que es igual a ti, pero diferente.
It's you I see
I am you and you are me