24 de febrero de 2008

Listening is an act of love

Hay historias (anécdotas, recuerdos, vivencias) que la gente normalmente no comparte, no necesariamente porque no quiera, sino porque son tan significativas, o largas, o complicadas, que contarlas supondría al menos unos diez minutos de lo que idealmente sería la atención total e ininterrumpida del interlocutor. Precisamente por eso, estas historias tienen algo de sagrado, y nadie que no esté verdaderamente interesado en oírlas debería tener que hacerlo.

Algo muy curioso me pasa con estas historias, ya que yo personalmente procuro no sacar a relucir de ellas más de lo estrictamente necesario en cada ocasión. Pero sule pasar que alguien pregunta sobre algún comentario en particular, y aún después de escuchar que es una historia larga y complicada, insisten en querer escucharla.

La cosa es que normalmente, aún antes de que la historia tome forma, termina dándose la vuelta y tratándose sobre 'algo muy similar me pasó una vez' o 'te entiendo totalmente, porque a mí...', etc.

Había tal vez que de plano hacer el disclaimer desde el principio y avisar que la narración siguiente es tan importante que para escucharla hay que comprometerse por escrito a a) escucharla completa, tome lo que tome; b) responder adecuadamente con gestos, exclamaciones, inultos, juicios y comentarios breves en las pausas apropiadas; c) hacer preguntas relevantes y preferiblemente fruncir el ceño o abrir ligeramente la boca durante la respuesta para denotar proceso mental de asimilación; y d) discutir, evaluar, comentar, teorizar y filosofar sobre la historia durante los minutos siguientes a la conclusión de la narración de la misma.

Si no pueden acoplarse mejor ni pregunten, carambas.

Seguro por eso Dios ya no toma preguntas del público.

22 de febrero de 2008

Habrá que bajarle a la cafeína.

Durante una fiesta en casa de Lori, un amigo de Lily Allen (quien estaba getting it on con alguien, en la fiesta) se robó mi computadora. Yo estaba más que ofendida, porque Lily, a quien yo había defendido y admirado por bastante tiempo, no había hecho nada por evitarlo.

Para esto, Lily estaba muy emocionada por el bebé de Lori. Mientras, por ahí me encontré un GRE contestado, con puntuación casi perfecta, de una persona de Oxcutzcab.

Tanto Lori como yo acordamos que éste califica oficialmente como pesadilla.

20 de febrero de 2008

A celebration (Shake! Shake!)

U2 (o más bien Bono) me dio un concierto semiprivado (habian otras tres personas, pero yo era la única a la que le importaba) y luego me llamó por teléfono porque olvidé mi bolsa en el escenario. Al cual evidentemente subí porque no había mucho de dónde escoger. Curioso, porque cuando llamó yo sabía quién era, pero actué lo más natural posible. Hasta por teléfono era encantador y galán. Lo mejor de todo era que como ni Edge ni Adam ni Larry estaban por ahí, era evidentemente playback (de instrumentos), pero él hacía todo lo posible por que nadie se diera cuenta.

Setlist: I will follow... aunque podría haber sido New Year's Day porque yo empecé a aplaudir después de que Bono gritó "Edge", aún si Edge no apareció. Pudo haber sido Gloria también, ahora que lo pienso. Supongo que tengo que pensarlo bien antes de que pase más tiempo y me confunda yo sola.

En mi sueño también aparecieron otras dos personas a las que admiro mucho, y frente a las cuales también he hecho el ridículo, probablemente en más de una ocasión... A una de ellas le iba a mostrar una tarjeta que tenía en mi bolsa, pero creo que pensó que era para él (y la verdad es que yo no estaba totalmente segura de que no lo fuera) y no quiso verla. Supongo que eso significa que inclusive en mi sueño celebratorio del GRE me las arreglé para hacer el ridículo frente a los mismos de siempre.

Shake! Shake!

17 de febrero de 2008

February 9, 2008

Había pensado no escribir sobre esto, pero es mi blog, y en si en él he hablado hasta de mis sueños con la inexplicable participación de Beto Cuevas, esto no será demasiado personal. Especialmente porque es, en gran parte, un gran paso hacia mi propio autoconocimiento.

Ni la mitad del número mínimo de personas que esperaba para mi cumpleaños se presentó. Y lloré.

Y unos días después, me di cuenta de que más lloré por la exorbitante cantidad que gasté en alimentos y bebidas para más del número mínimo de personas que esperaba (porque qué clase de anfitriona hubiera sido si la comida que preparé con mis manitas no hubiera alcanzado), que por la ausencia de algunas personas. No porque no me haya dolido, porque no negaré que estoy moderadamente amargada al respecto; pero creo que como alguien comentó por la razón que fuere, vinieron las personas suficientes y necesarias para pasárnosla bien y cómodos.

Así que todo está bien, y el próximo año no habrá ni flan de cumpleaños.

14 de febrero de 2008

Uno más para el archivo de www.quejate.com.mx/merida

El cual, al igual que "www.quemalteestacionas.com.mx/merida", debería existir.

Toda acción tiene una consecuencia. Todo está como está por alguna razón, la sepamos o no. Creo que en gran parte, este país maravillosamente fregado es lo que es en gran parte porque no sabemos hacer otra cosa más que aceptarlo así. Cuando el correo pierde un paquete, ya qué. Cuando los precios suben 5% y los salarios 1%, así son las cosas. Cuando pagamos por un producto o servicio que resulta ser pésimo, ya ni modo.

Porque no existe la cultura del boicot. Porque la gente no se une y no se solidariza, y prefiere bajar la cabeza y continuar, y la gente que "pierde" los paquetes, y decide los aumentos, y nos cobra por estafarnos no recibe ninguna sanción.

Así que hagan lo que quieran con mis historias de terror (que no entiendo cómo es que tengo tantas, y coleccionables en más de un país); yo cumpliré mi obligación moral de contárselas e igual y evitarles una a ustedes amables lectores (los tres).

Tengo un poster de U2 que amo. Es más, habrá gente que ya lo haya visto. Por su valor sentimental y no por otra cosa, pero es una de las cosas que yo no quiero dejar atrás a menos que sea estrictamente necesario.

Cuando no era nuevo, decidí que era tiempo de enmarcarlo, y lo llevé a

MARCOS SELECTOS
CALLE 6 428-A Col.DIAZ ORDAZ
junto al restaurante Dafnis, sucursal del ubicado en
CALLE 54 654 X 89 Y 89-A CENTRO.

La honesta realidad es que me da flojera contar la historia, ya que toda ella se resume a lo siguiente: pagué un enmarcado que estuvo mal hecho, ellos aparentemente sabiendo que estaba mal hecho (porque el marco que yo escogí no aguanta el peso de dos vidrios, y siendo la clienta que nunca en su vida ha cortado un pedazo de madera, yo debería haber sabido que así era aún si a la empleada no se le ocurrió mencionármelo); tuve la maravillosa idea de pedir que me lo arreglaran (ni siquiera que me dieran nada nuevo), pero en este lugar "nada tiene garantía", en las propias palabras de la groserita de la dueña, así que si quiero que lo arreglen tengo que volver a pagar. Ah, pero no hay problema porque tengo un vidrio que no está roto, así que eso me lo voy a ahorrar.

Me parece fabuloso. Claro que sí voy a pagar otra vez el mismo enmarcado que ya pagué, sólo que no a Marcos Selectos y a su finísima dueña, sino a cualquier otro lugar en donde la gente sepa lo que hace y no me hable como si no le hubiera dado dinero por darme un servicio mal hecho.

Y esa es la historia de terror de la semana.

13 de febrero de 2008

All you need is love... and music.


Lo he pensado y pensado y pensado, y por más que he tratado, tengo que ser honesta conmigo misma. Mientras me escondo de la opinión popular.
Tal vez fue que esperaba demasiado; tal vez fue otro caso del Síndrome Mr. Darcy; tal vez fue por solidaridad; la realidad es que antes de ver Across the Universe decidí que me iba a encantar y viviríamos felices por siempre. Pero durante la película, más que perderme en la historia y en los personajes, me sentí por primera vez en mucho tiempo una espectadora ociosa, nada más viendo las canciones pasar.
No digo que la película no me haya gustado; algunas secuencias me encantaron, como I've just seen a face, Happiness is a Warm Gun, y sobre todo, I want you (She's so heavy). Pero muchas otras (y sí, incluyendo la de Bono como el Dr. Robert) se me hicieron simplemente aburridas.
Lo pensé y lo pensé. Me gustan las historias de amor. Me gustan los musicales. Me gustan los Beatles. Me gusta el carisma de Jim Sturgess (tengo que admitir que desde la primera secuencia en los callejones me pareció adorable). Evan Rachel Howard no me cayó mal (muéranse de envidia, Jessicas). Y aún así, fue nada más... meh. Así que hice lo único que quedaba por hacer: la reevalué, tomando como punto de referencia el molde con el que todas las historias de amor musicales con música contemporánea, héroes carismáticos y adorables y heroínas a las que no odio deberían hacerse: Moulin Rouge!
(Y a los que odiaron Moulin Rouge: Meh. Aquí hay un link a la biografía de Enrique VIII de Inglaterra para que te prepares para ver La Otra Bolena, y espero que tengas un buen día.)
Aún no estoy muy segura de exactamente por qué Moulin Rouge funcionó y Across the Universe no tanto, pero tengo algunas teorías.
Primero que nada, los personajes. En MR! hay dos personajes principales: Christian y Satine. Conocemos sus aspiraciones y sus motivaciones, y el momento en el que se enamoran prácticamente se puede ver. Todos los demás gravitan a su alrededor, y lo que sabemos sobre ellos sirve para avanzar la historia de Christian y Satine, y nada más. En AtU hay dos personajes principales: (Hey) Jude y Lucy (in the Sky with Diamonds). Pero también están Max, JoJo, Sadie... y Prudence, quien posiblemente sea el personaje más inútil del cine en el 2007. La mayoría de estos personajes no tuvo mayor razón de existir que ser una excusa para incluir una canción más, sin avanzar la historia ni profundizar en los héroes. Y sí, esto incluye a Bono.
Luego está la puesta en escena. La realidad es que las películas musicales han cambiado mucho desde sus inicios para acá. Soy de la opinión de que Vaselina como tal no funcionaría en el 2008, porque sólo ver a alguien cantando y paseándose por la locación mientras todo lo demás transcurre como si nada ya no es suficiente. El musical es una especie de fantasía: ¿de qué sirve si no se aprovecha al máximo? Por eso "I want you (She's so heavy)" funciona, y "I wanna hold your hand", no tanto.
Y por último lo más importante: la música. Como yo lo veo, la esencia del musical es que las palabras solas no son suficientes para que los personajes digan lo que sienten: cantan porque la música fluye con sus emociones. Al menos, así se debería sentir (hola, Ewan McGregor!), y por eso es que muchas veces (¿o todas?) la música sube y apela a la emoción estética del auditorio. Estamos tan contentos, tan enamorados, tan heridos por la tragedia de la historia que estamos contando, que ya no sólo las palabras no son suficientes, sino a veces la música tampoco. En ese sentido, creo que "A little help from my friends", "Hey Jude" y sobre todo "Let it be" resultaron más emotivas incluso que "All you need is love". Que por cierto, resultó mucho más climática en Love Actually que en Across the Universe, y ahí de hecho se convierte en una de mis secuencias favoritas en la historia de las comedias románticas.
Es más, es tan perfecta que la voy a insertar aquí, ahora:


Creo que esta entrada aún no está terminada. A fin de cuentas, Across the Universe me gustó, y tengo el DVD que lo prueba (feliz cumpleaños a mí!), así que tal vez más adelante se me ocurra algo más que decir al respecto. Y en cuanto a Moulin Rouge... Moulin Rouge es caso aparte. Y Love Actually también.

1 de febrero de 2008

Despotrique del 1o de Febrero de 2008


Esta entrada contiene extra-veneno a petición del público. Disfrútese con leche y cómanse frutas y verduras.
Photo credit: Bent Objects

bo·he·mi·an

n.
1. a native or inhabitant of Bohemia, a region of the Czech Republic.
2. a socially unconventional person, especially an artist or writer. [C19: from Fr. bohémien 'gypsy' (because gypsies were thought to come from Bohemia).]

adj.
1. relating to Bohemia or its people.
2. socially unconventional.


En los veintiséis años que llevo de vida, más de una vez me ha tocado conocer este lado de la "cadena". "Ándale, amigo, déjame entrar". "Mi tío es el gerente"; "Yo soy el gerente"; "Ándale, amigo, déjame entrar". Debo aclarar que, suene como suene, en realidad nunca he sido yo quien trate de convencer al cadenero de que soy digna de que me deje pasar: a fin de cuentas, un lugar que no me considera digna de adornar sus interiores y consumir sus productos (incluso cuando se ha tratado de cuestiones legales, como no traer identificador o/por ser menor de edad) no es digo de que yo adorne sus interiores y consuma sus productos. A más de un lugar decidí no ir simplemente porque el ritualcito ridículo de la cadena se me hace eso, además de pedante e innecesario, especialmente tratándose de establecimientos que ni siquiera son antros, discotecas, etc.

Ayer hicimos el plan mis amigos y yo de ir a un bar del cual teníamos buenas referencias, por parte de alumnos, amigos y conocidos. A pesar de mi aversión inicial a la idea (porque me patea ir a lugares in, simplemente porque están in), y el hecho de que, tragedia, no nos aceptaron la reservación, la persona al teléfono nos informó que hay un límite de reservaciones que se pueden hacer, y que si llegábamos temprano, podíamos sentarnos a una de las mesas que no se reservan, así que eso hicimos.

Llegamos a las 22h, una hora que, pensamos, no es ni tan tarde que no haya espacio disponible, ni tan temprano que parezca que fuimos por tamales embarrados de pastel. Tal cual imaginamos, el lugar estaba vacío, a excepción de un par de mesas, una de las cuales era del dueño/accionista/CEO del establecimiento.

La verdad es que nada más llegar, nos pusimos a papalotear esperando que alguien se tomara la molestia de salir al podium a darnos la bienvenida. En ese tiempo, dos jovencitas llegaron, pasaron, "mesa para dos", y se sentaron. No pasa nada, igual y el personal cree que estamos aquí para cortarnos el cabello en el local de al lado. A fin de cuentas, nos acercamos.

"Mesa para siete, por favor."
"Un momento", contestó el que luego resultaría ser el del valet parking(!?). "Sucede que no tenemos mesas para siete; sólo para tres o para grupos mayores de diez personas" dijo, con lo que parcía ser amabilidad auténtica (y no cuestiono que lo haya sido, al menos hasta cierto punto. "Es cierto que se ve vacío, pero casi todo está reservado".

A pesar de que lo más sencillo era ofrecernos pegar dos mesas de tres ("no, porque están a desnivel"), nosotros mismos nos dimos a la tarea de confirmar la asistencia del resto del grupo. Mientras esto sucedía, una pareja se acercó.

"Mesa para dos, por favor."
"Un momento", contestó otra persona, vestida igual que el
que luego resultaría ser el del valet parking (!?). No fue él quien regresó, sino una persona de peso (y edad) visiblemente mayor.
"No hay mesas disponibles."

"El lugar está vacío."
"No hay mesas disponibles."
...
"Por favor, es nuestro aniversario"
"No hay mesas disponibles."

Por nuestra parte, más del cincuenta por ciento de nuestros asistentes cancelaron, así que intentamos continuar la conversación anterior.

"Sí vamos a ser tres."
"¿Tienen reservación?"
"No."
"No hay mesas disponibles."
"Ya nos explicaron, pero sólo vamos a ser tres personas."
"No hay mesas disponibles."
"Aquel muchacho nos dijo que tenían mesas de tres."
"No hay mesas disponibles."

A estas alturas, sobra decir que lo que siguió fue poco más que unos ojos en blanco y una digna retirada a otro bar del cual teníamos buenas referencias. Fuimos a BBT, en la colonia México, y cenamos delicioso, nos tomamos unas cuantas cervezas y nos la pasamos super bien, sin necesidad de que nadie nos examinara en la puerta.

En cuanto a la administración del otro lugar y otros como él, y sobre si se sentirán fuertes y poderosos eligiendo quién goza del placer de tomarse una cerveza ahí en vez de en cualquier otro lugar en Mérida en donde vendan cerveza un jueves en la noche, la verdad, me da lo mismo. No son el primer bar elitista de la historia (aunque son los que eligieron una de las maneras más ridículas para describirse, siendo un bar elitista), ni serán el último que termina cerrando cuando la gente que sí merece beber de las mieles de sus barriles se aburra de ellos y pase a la siguiente sensación de la semana, sea esto en dos meses o en dos años.

En todo caso, yo acepto que soy orgullosa, y que no tengo ni el más mínimo interés en intentar ir otra vez (y hacer mi reservación con tiempo!), porque a fin de cuentas, bares interesantes (bohemian, hipócritas, elitistas o no) abundan, y no necesito que uno de ellos me diga dónde puedo o no tomar. Sea como sea, le guste a quien le guste, le parezca a quien le parezca, yo no vuelvo a [ese lugar]. Como consumidor y cliente, tal vez no parezca ser gran cosa, pero como dijera Anita Roddick, quien no cree en el poder de uno nunca ha estado en la cama con un mosquito.